Cascada de Rovellanos 17/12/2011


Distancia recorrida: 9,78 kilómetros
Altitud min: 1.098 metros, max: 1.596 metros
Desnivel acum. subiendo: 497 metros, bajando: 544 metros
Grado de dificultad: Moderado
Fecha: diciembre 17, 2011
Finaliza en el punto de partida (circular):
Coordenadas: 931


Pablo había estado comiendo en varias ocasiones en el restaurante Colorines en Canencia y nos propuso hacer una ruta cabritera, para lo cual Antonio buscó una ruta en Canencia, que salía de Canencia y pasando por las Cascadas de Rovellanos llegábamos a la Cabeza de la Braña, unos 15 kms. en 5 horas.
Salimos de Pinto a las 8 y a las 9 ya llegamos a Canencia, antes de lo previsto, el google nos daba 1 hrs.18 min., dejamos el coche delante del restaurante para a la vuelta no tener que desplazarnos mucho, como los demás no habían llegado nos vamos a tomar un café al único bar del pueblo que está abierto, estaba lleno de cazadores, lo cual nos dio pie a pensar y comentar que no debíamos salirnos del camino por si teníamos alguna sorpresa.

A las 9.30 vemos llegar a Genarín con los demás dentro. A las 9.45, Maria, Ana, Jose, Pedro, Rosa, Arturo, Pepi, Pablo, Angel, Antonio y yo (Yolanda) comenzamos a caminar ya pensando que salimos tarde y preguntando a que hora era la reserva para saber si nos iba a dar tiempo hacerla entera. Salimos del pueblo en dirección al rio que lleva el mismo nombre y lo cruzamos por encima del puente, giramos a la izquierda dejando a la misma un pequeño parque infantil y una fuente y a los pocos metros sale una pista de arena que seguimos y como no, a unos 50 mts. ya empiezan a poner en duda la ruta, el gps, y a la que lleva el gps... por que acabamos en una verja de una finca, yo decidí seguir por la derecha que es por donde teníamos marcada la ruta, pero tambien se puede seguir por el margen izquierdo del rio hasta una presa que nos encontramos un poco mas tarde, como a unos 25 minutos

Hasta este momento fuimos contemplando lo bonito que iba el rio, haciendo pozas y pequeñas cascadas y Antonio y yo comentamos que era un buen sitio para ir con la cámara y el trípode. Tambien cruzamos por el medio de varias manadas de vacas que nos miraban en principio retadoras pero enseguida acobardadas apartándose de nuestro camino.
El camino que seguimos es un camino de vacas aunque en los mapas de IGN lo pongan como camino, por la época del año nos vamos encontrando con pozas, mezcla de agua y barro, y mierda de vaca, la desconfianza del grupo de adonde les llevábamos iba en aumento. Como les dijimos que había una subida muy fuerte, cada loma que veían con una pequeña subida se empeñaban en subirla y claro, luego bajarla. La verdad que con la cantidad de lomas que hay, todas parecen que son ya la que toca y no es así, de hecho aún cuando decidimos tomar la ruta alternativa que habíamos creado con el mapa de IGN en mano aún faltaban 4 más.

A 45 min. despues de iniciar la marcha nos encontramos con la cascada de Rovellanos, donde aprovechamos para hacernos fotos. Y de ahí tuvimos que decidirnos a seguir por una subida empedrada que salía desde ahí a la derecha que conducía a una pared de piedra que por la época del año estaba mojada y llena de musgo. Ana y yo inspeccionamos los posibles pasos y Pepi que venía animada a seguir detrás de mí nos instigó a subir, con la consiguiente bronca de Pablo, al que le dimos la razón por arriesgarnos sin necesidad.
La caida era para hacerse una brecha por algunas partes del cuerpo. Echándonos una mano unos a otros conseguimos superar el obstáculo.
María aunque le hubiese encantado seguirnos fue buena compañera y acompañó a Rosa y Pedro por el camino seguro, retrocediendo sobre sus pasos hasta una senda que habíamos visto un poco más atrás de llegar a la cascada.
Esperamos un poco a que se incorporasen al grupo para seguir con el continuo reagrupamiento de mis desconfiados compañeros. Otra loma que ven, otra loma que quieren subir.




Ahora había salido el sol y era mucho más agradable la marcha, que la estabamos haciendo con unos 2 grados, se notaba el frio helador en la cara.

Le comento a Angel y Antonio que iban primero que no se despegasen del camino que pronto iba a venir el punto que habíamos marcado para acortar, preguntamos a los demás si seguíamos y hacíamos los 15 kms. o acortabamos. Rosa enseguida dijo de acortar y los demás le dimos la razón puesto que eran ya las 11.20 y no nos iba a dar tiempo a llegar a la reserva.
Nos subimos 150 metros de desnivel en una "atacá" y a los 1.659 metros hicimos nuestra particular cumbre con mesa y mantel. Había que almorzar no fuese a ser que llegásemos con mucha hambre al cabrito y lo dejásemos, cosa imposible con Jose acompañándonos. Lleva este año muy abandonado en lo que se refiere a montaña, pero le hablas de comer y si hace falta se levanta a las 4 de la mañana y además alegre, me comenta Ana que se afeitó y perfumó para la ocasión.





Solo nos quedaba bajar, en principio seguimos por un camino muy bien marcado que habíamos cogido un poco antes de comer y en el cortafuegos que habíamos tomado de referencia para bajar a coger el camino de vuelta le dije a Pablo que tenía que tirar a la derecha, me dijo que estaba loca, que él sabía que había un camino si seguíamos y en el siguiente cortafuegos tomó la decisión secundada por todos nosotros y atronchamos por él. Este trozo era un pinar muy bucólico. Íbamos comentando  que en esta ruta si que estábamos siguiendo nuestro lema "antes perdios que repetir el recorrio"

Llegamos al que ahora se que se llama Camino de Miraflores de la Sierra, aquí sin perdida, por un bosque típico de esta zona, me recordaba a la senda ecológica de Canencia. Un poco mas adelante el bosque se acaba y se nos abrimos camino, por retama, zarzas,...tenemos que pasar un árbol caído, cada uno a su estilo. Tambien un cerrado que Pablo levanta los pinchos para que pasemos todos por debajo.
Nos acordamos de lo que habíamos leído en el blog de otros aventureros acerca de esta ruta: "La subida es una pesadilla pues no hay sendero y mucha vegetación. La parte superior tiene mucha humedad pero está pelada de árboles o arbustos. En la subida hay bastantes insectos y la bajada por el pinar es aburrida. En la parte final de la bajada, han levantado algunas vallas en el camino que hay que saltarno les faltaba razón.

En toda esta bajada nos acompañó el viento que estaba previsto que hacía que aumentase  la sensación térmica. Y por fin asomó Canencia a nuestros ojos y ya no había parada, los "cabriteros ansiosos" tenían su punto de mira puesto en el Colorines, ahora ya daba igual el GPS y la ruta, ahora no teníamos perdida, ellos iban a encontrar el camino, ya fuese saltando vallas, zarzas, cruzando rios,.... íbamos a llegar ya estabamos a salvo.
Pero aún no sabíamos que nos faltaba la parte mas crucial, pasar la puerta que para abrila hacía falta una llave mágica, una llave que Pepi se encargó de encontrar y usar....SALVADOS.

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Pepi y la llave mágica


Después de cambiarnos de botas y ropa en los coches nos dispusimos a entrar en el restaurante haciéndonos la correspondiente foto tesmimonio del evento y ya dentro......

.... y después de hacer un brindis a la salud de Jose como le había prometido, dimos buena cuenta del cabrito y también de los deliciosos Dulces de Santa Clara con los que nos había sorprendido María, que acompañamos con un chupito de orujo acordándonos de nuevo de Jose que no nos había acompañado en esta ocasión pero le echamos de menos.



Barranco de la Hoz Seca y Cueva del Tornero 10/12/2011

Coordenadas GPS acceso a cueva: 40° 31´ 5647 N   1° 50´2587W  elevación 1.446 mts.
Distancia desde el Puente Checa 5,5 kms. ida.
Tiempo: 1 h 35 min.
Desnivel 100 mts.



Me ha tocado relataros nuestra última aventura. Como casi siempre aprovechamos la mínima ocasión para hacer una de nuestras salidas, esta vez Antonio y Yolanda nos hicieron de guias. Les acompañamos Ana, Angel, la hija de Antonio (Rocio), Alberto un amigo de Rocio, y  María. Nos llevaron a un corto pero agradable recorrido por el cauce del río de la Hoz Seca, con empinados cortados, hasta llegar a la Cueva del Tornero, una galería ubicada en dicha hoz.

Quedamos a las 7:20 horas para partir en dos coches en dirección a Checa (Guadalajara), sobre las 10 de la mañana llegaríamos a Molina de Aragón donde nos tomamos unos cafetitos calentitos con unas sabrosas tostadas de pan con tomate y nos aprovisionamos de unas tortas de chocolate y cabello de angel,  para ir disfrutando por el camino.
Par acercarnos al inicio de nuestro recorrido, nos fuimos a Checa donde desde el mismo pueblo cogimos un camino en dirección sur que lleva hasta la Sierra del Tremedal, descendiendo hasta la Hoz Seca, dejando los coches cerca del puente que cruza el rio, aproximadamente a unos 6 km. Hay otra manera de acceder a la Hoz Seca, a unos cuatro Kilómetros de Checa, por la misma pista que hemos cogido, por una pista que sale a la derecha a la altura de unas cabañas de ganado, señalizado con una baliza que pone Cueva del Tornero. Pero nosotros optamos por seguir con el coche hasta el puente.
La senda que cogimos parte del margen izquierdo del cauce del rio, donde el camino discurre cambiando de margen según avanzamos o por el propio cauce; en esta ocasión el rio no llevaba agua – de ahí su nombre -. Según he leído hay un refrán de la zona que dice “El Tajo lleva la fama, y la Hoz Seca el agua” – sinceramente no lo termino de “coger”, porque como no sea en primavera o invierno, en este otoño ni gota.



El recorrido por el cauce es impresionante, a través de un profundo cañón, donde las paredes en algunas zonas se estrechan hasta casi el mismo curso del rio, lo que nos obliga a andar a ratos por el mismo cauce por pedregales. Durante el trayecto vamos viendo zonas de pino silvestre, matorrales de aliagas, arces…., en definitiva un paseo que merece la pena por sí solo, donde disfrutamos un montón, y que no tiene perdida ninguna ya que además de seguir el cauce está señalizado con marcas blancas y amarillas. 
En aproximadamente hora y medio llegamos a la entrada de la cueva del tornero, a la derecha del cauce en una pequeña vaguada, a unos 15 metros de altura sobre la margen del rio, a la que debes estar atento para encontrar la cavidad, aunque ésta es grande. Pero podemos tomar de referencia que la encontraremos tras pasar un último meandro, donde en la zona superior de la pared vertical observamos un montículo enorme de piedra que sobresale en lo alto.

 
Una vez que llegamos a la entrada de la cavidad, nos dimos un homenaje – es decir un pequeño piscolabis como prevención …… del hambre (no vayais a pensar de que fuera por si nos perdíamos dentro de la cueva – que no). Una vez repuestas las fuerzas, nos enfundamos nuestros monos o ropa que no nos importara embadurnar, nuestros cascos (incluidos los de ciclistas), y como no nuestros frontales – y unas cuantas pilas por si acaso.
La entrada a la cueva no ofrece mayores problemas, después de arrastrarnos unos metros, llegamos a una galería que se ensancha y podemos ir de pie en la mayor parte de los tramos.
Para hacer el recorrido de la cueva habíamos llevado una topo de ella, que como es común en nosotros, nos la dejamos fuera en una de las mochilas….,  pero confiábamos en la experiencia previa de nuestros guias y la señalización interior. La cueva está constituida por dos galerías ortogonales entre sí; la de la izquierda es la que tiene un mayor recorrido, terminando en un sifón.Nosotros optamos por realizar el ya conocido, la galería de la derecha, donde pasamos entre derrumbes, y pudimos disfrutar de algunas coladas, así como superamos algunos tramos de galería que era posible pasarlo por arriba  o por abajo, no estando inundado
Esta galería tiene alguna ramificación que también recorrimos; aunque no hay muchas formaciones verticales, tiene un bonito colorido y gourgs de aguas cristalinas, así como zonas de los que nosotros denominamos “espaguetis”.












Tras más de dos horas en su interior, decidimos salir ya que en el regreso se nos podía echar la noche encima, tal como nos sucedió. A unos 15 minutos de la entrada, en la bifurcación hacia los dos ramales principales, mientras el resto del grupo proseguía hacia la salida, Antonio y yo nos acercamos pasando la rampa de arena que lleva a la galería de la izquierda a ver la virgen y el comienzo de la zona laberíntica.
La experiencia fue muy buena, incluso para Angel que era su primera cueva, y hemos quedado que tenemos que regresar cuando los días sean más largos, y recorrer la zona laberíntica o la otra galería.
A la salida nos cambiamos, y como no….recobramos fuerzas con otro pequeño piscolabis de los acostumbrados, esta vez más rápido ya que era conveniente comenzar la marcha de vuelta lo antes posible, por el mismo recorrido que habíamos traído.
La vuelta fue rápida y bastante novedosa, por un lado debido a la baja temperatura y que comenzaba a anochecer, a medio camino, tuvimos que hacer uso de los frontales y linternas, reflejándose en el suelo puntos luminosos que le daban una gran espectacularidad, así como el peligro de resbalones por la humedad, algo que vivimos en primera persona tanto Angel como yo.
Llegamos a los coches aproximadamente a las 18:30 horas, retomando el regreso hacia Madrid, parando antes en Molina para echar gasolina.
Aunque en esta ocasión no nos acompañó nuestro queridísimo Waldo, nos acordamos mucho de él y le echamos de menos.

Texto: Maria

Nosotros solo somos aficionados, no os guiéis por nuestras referencias, para topo y otros datos os remitimos a la pagina de la federación de espeleo que está en nuestros enlaces.

La Mira por los Galayos (intento)-08/12/2011




Distancia recorrida: 15,08 kms.
Altitud min.: 1.082 mts., max.: 2.340 mts.
Desnivel acum. Subiendo: 1.143 mts, bajando: 1.203 metros
Grado dificultad: difícil
Tiempo: 7 hrs. 57 min.
Fecha: diciembre 09, 2011-12-09
Finaliza en el punto de partida: si Coordenadas: 3295


 
Jueves, 8 de diciembre de 2011, es día festivo y qué mejor forma de celebrarlo que haciendo lo que más nos gusta, ir a la montaña. Esta vez la ruta elegida es La Mira de Gredos, pasando por los Galayos. Nos animamos a hacerla Ángel, Antonio, Emilio, Jose, María, Paco, Yolanda, Waldo (el bulldog francés de Antonio) y yo (Ana).Partimos desde distintas localidades de Madrid y nos dirigimos hacia Guisando (Ávila). La intención es comenzar la marcha sobre las 9 y media de la mañana, pero un imprevisto nos obliga a empezar con algo más de una hora de retraso, sobre las 10:40.

Dejamos los coches en el aparcamiento del Nogal de Barranco, que es un pequeño aparcamiento con forma circular, en cuyo centro hay una estatua de una cabra, un buen anuncio de lo que vamos a ver a lo largo del camino.
Aunque las previsiones meteorológicas eran buenas, no esperábamos un día tan caluroso, por las propias características de Gredos y la fecha elegida. Nos desprendemos de nuestras prendas de abrigo y comenzamos la marcha.
Iniciamos el ascenso por un bonito pinar. Aquí el camino es de tierra y, en algunos tramos, está pavimentado con grandes losas de piedra, la subida es suave, lo que en conjunto hace que este tramo de la ruta sea bastante cómodo. Aunque sólo dura unos 20 minutos.
Una vez que dejamos el bosque continuamos por un camino empedrado, con una pendiente algo más pronunciada, aunque está trazado en forma de zigzag, por lo que la subida no resulta pesada. Aquí ya comenzamos a ver el paisaje típico de la Sierra de Gredos, pequeña vegetación de alta montaña y las impresionantes murallas de granito.
Antonio, Yolanda, Jose y Paco se quedan un poco rezagados porque no quieren perder la oportunidad de hacer las primeras fotos, los demás continuamos el ascenso para no perder el ritmo.El calor va apretando cada vez más pero enseguida llegamos a la Fuente del Amanecer (unos 40 minutos desde el aparcamiento), donde Emilio aprovecha para refrescarse un poco.
Continuamos zigzagueando hacia arriba, lo que nos permite disfrutar de todo el paisaje que nos rodea


. La escasa vegetación no impide que veamos un bonito paisaje: observamos las rocas tapizadas, casi por completo, de liquen, lo que les da un color amarillo verdoso que resalta entre el gris del granito dejando una vista espectacular; y como resultado de la fuerte erosión provocada por el agua y el viento, nos encontramos con unas formaciones rocosas impresionantes, llenas aristas y picos, que crean un panorama heterogéneo.
Continuamos nuestro avance acompañados del rumor del agua procedente de pequeñas cascadas que salen entre las rocas que están al otro lado del cauce del río.
Poco tiempo después nos encontramos con la Fuente de Macario, donde María y yo aprovechamos para beber un poco. De este modo nos van alcanzando Yolanda, Antonio, Jose y Paco. (Ángel y Emilio van un poco más avanzados).



Juntos continuamos el camino hasta llegar a una bifurcación. Aquí tenemos dos opciones para llegar hasta el refugio Victory. Seguir recto, subiendo por La Apretura, entrando en una vía estrecha y con fuerte pendiente, que lleva directamente hacia el refugio, o bien cruzar el lecho del río Pelayo para subir por las zetas, un sendero serpenteante con una pendiente mucho mayor que la del camino ya recorrido, aunque menor que la de la otra opción.
Antonio, Yolanda y Paco deciden subir por La Apretura, mientras que los demás seguimos por el camino en zigzag, llevándonos con nosotros a Waldo. Este camino, visto desde la margen derecha del río, es impresionante, a mi me recuerda un poco a las antiguas fortificaciones celtas, con sus muretes de piedra haciendo un dibujo ondulado. Una vez en él, podemos contemplar todo el recorrido realizado hasta el momento.
 . 
Obligada parada para ver el paisaje,al fondo tuvimos la suerte de poder observar una espléndida cama de nubes blancas, enmarcada por un cielo muy azul, que creaban una imagen de tal belleza, que me siento incapaz de describir. Sólo puedo decir que parecía como si estuviésemos viendo un mar entre montañas




Continuamos nuestro camino, con una superficie totalmente empedrada y una inclinación del terreno muy superior a la que nos habíamos encontrado hasta ahora. Desde aquí vemos, prácticamente en todo momento, a los compañeros que escogieron la otra opción. También vemos de forma constante, a nuestra derecha, a los colosos Galayos, conformados por unas impresionantes torres de piedra, de las que destacan El Torreón y el Gran Galayo. Emilio comenta lo difícil que debe ser “enhebrar” sus agujas.  










Por fin llegamos al refugio Victory, donde Paco ya estaba esperando, y pudimos reponer fuerzas antes de emprender la subida hacia la Mira.

Ahora ya no hay ningún camino bien definido. Existen varias alternativas demarcadas por hitos. Ángel y Emilio eligen realizar un recorrido más recto, mientras que los demás preferimos subir haciendo “eses” ya que, aunque tengamos que hacer algunos metros más, la subida es menos dura
Hay que tener en cuenta que la superficie de esta parte del recorrido está formada por arena y pequeñas piedras sueltas que la hacen muy resbaladiza e inestable, por lo que es necesario mantener una atención constante. De todos modos cualquiera de las dos opciones es válida, recordando siempre que tenemos que ir hacia la izquierda, donde encontraremos el acceso hacia La Mira.

Finalmente, tenemos que trepar por algunas rocas y pasar por una grieta que nos conduce a una especie de prado que llamado Los PelaosAquí nos alegramos de ver toda la zona que nos rodeaba cubierta de nieve, a pesar de que tuvimos que extremar las precauciones, ya que era una nieve dura y muy resbaladiza. Notamos inmediatamente una fuerte bajada de la temperatura, con lo que tuvimos que abrigarnos un poco (por primera vez en toda la jornada).
De frente vemos el antiguo refugio, actualmente en ruinas, y a la izquierda La Mira. Nos plantemos si llegar o no hasta el pico. Tal y como está la nieve y ya que tenemos únicamente las botas de montaña, necesitaríamos unos 40-45 minutos para realizar el trayecto de ida y vuelta y hacer alguna foto. Teniendo en cuenta la hora, cerca de las tres, y la corta duración de los días en estas fechas, decidimos que lo mejor es comer y emprender el regreso. Aunque todos tenemos frontales no es aconsejable arriesgarse a hacer la bajada que nos espera sin suficiente luz.


Escogemos unas rocas que nos hacen de mesa y asientos y desplegamos nuestros “manjares”, compuestos por tortilla, empanada, cecina, sardinas… y muchas más delicatessens (desde luego en ese entorno todo sabe a gloria). Disfrutamos de un merecido descanso mientras comentamos cada uno sus sensaciones y nos echamos alguna que otra risa.
Mientras nos tomamos una deliciosa infusión preparada por Jose, con un exquisito sabor a canela, Paco, que está en plena forma, alcanza el pico de La Mira y regresa dando un rodeo, de modo que pasa cerca del antiguo refugio.
Recuperadas las fuerzas emprendemos el regreso, son ya las 15:30 y no nos podemos entretener mucho más. 
. Realizamos el descenso hacia el refugio Victory con mucha precaución porque ahora, a la



inestabilidad del terreno, hay que añadirle el desgaste realizado a lo largo del día, lo que nos obliga a mantener la concentración.  Mientras bajamos vemos a dos personas en lo alto del Gran Galayo, lo que nos parece digno de admiración. Los saludamos y nos devuelven el saludo. Otra buena imagen para el recuerdo.
Ya en el refugio hacemos una breve parada para tomar un poco de agua y disfrutar un poco más del paisaje. Allí estamos acompañados por 2 cabras que se retiran hacia un roquedal porque no se fían de Waldo (hacen bien).

Retomamos la bajada y volvemos a hacer una pequeña parada para observar, por última vez, la grandeza impresionante de los Galayos, que no dejan a nadie indiferentes.
Continuamos nuestro camino, pasando al lado de varias cabras que están ramoneando. Avanzamos sin prisa pero sin pausa, ya que cada vez va quedando menos tiempo de luz y nos gustaría alcanzar la zona más cómoda antes de que el sol se ponga definitivamente. Estamos muy satisfechos de nuestra salida y algunos lo manifiestan cantando (lo que nos ayuda a los  demás a agilizar el paso, je, je).
A las 18:30 estamos en el aparcamiento. Gracias a que el cielo se mantiene despejado no tuvimos que echar mano de los frontales, pero unos pocos minutos después de haber llegado es totalmente de noche. Más ajustado imposible.
A continuación nos vamos a tomar una merecidísima cerveza, y a pensar en la próxima salida. Waldo, totalmente agotado, se va a dormir al coche, en su transportín. Comenta Antonio que, aunque al principio le costó un poco conseguir que se adaptase a él, ahora sabe que después de la caja le espera una vida mejor (la montaña), lo que me hace pensar “anda, fíjate, lo mismito que nos cuentan a nosotros, sólo que no tenemos prisa por comprobar si es cierto”.









Datos:
v  Tiempo empleado en el recorrido.- 8 horas (ida, vuelta y varias paradas).
De acuerdo con el cartel del recorrido el tiempo estimado para la subida es de 3 horas. En todo caso consideramos que se precisan un mínimo de 6 horas de marcha efectiva para completar el recorrido.
v  Distancia recorrida.-  15 kms. hasta la Mira hecha por Paco con el gps.
v  Dificultad:
*      Orientación.- Fácil. Desde el aparcamiento el sendero está bien delimitado. Una vez finalizado éste, hay buena señalización con hitos. Es necesario asegurarse, en el tramo entre el refugio Victory y La Mira, de ascender hacia la izquierda para evitar la puerta falsa, que nos llevaría a un barranco sin salida.
*      Dureza.- Aunque los primeros tramos no son complicados, la constante subida, con pendientes cada vez más acusadas, y la inestabilidad del tramo final (entre el refugio y Los Pelaos) hacen necesaria una buena forma física y, en caso de haya nieve y/o hielo contar con el equipamiento adecuado. La bajada requiere mucha precaución. Tanto en subida como en bajada hay tramos que requieren ayudarse de las manos para mantener el equilibrio.
Comentarios:
v  Aunque en esta ocasión no hemos hecho caso de uno de nuestros lemas, que da nombre a este blog, sí hemos cumplido otra de nuestras constantes habituales (exprimir hasta el último nanosegundo de luz).
Aunque aquí tengo que matizar que Yolanda, Antonio y Paco sí han variado una parte del recorrido ya que la subida la hicieron por la Canal de la Apretura y la bajada por las zetas.
Texto: Ana

La subida por la Apretura no es complicada, aunque más despacio, te salvas de una subida por las interminables zetas.
Finalmente llegamos al refugio, donde ya nos espera Paco. Antonio y Yolanda llegan más o menos al mismo tiempo que nosotros. Aquí nos paramos a descansar un poco y a reponer fuerzas con algo de fruta, chocolate y agua fresca. Aprovechamos para comentar nuestras respectivas experiencias. Antonio y Yolanda parece que están un poco tocados por el esfuerzo de la subida con un calor agobiante. Pero, por supuesto, nadie desfallece.
Después del breve descanso continuamos la subida hacia nuestra meta.