Cabeza de Hierro Mayor 04/12/2011

Distancia recorrida: 15,17 kilómetros 
Altitud min: 1.782 metros, max: 2.366 metros
Desnivel acum. subiendo: 884 metros, bajando: 884 metros
Grado de dificultad: skill Difícil
Tiempo:   7 horas 34 minutos
Fecha:  diciembre 05, 2011
Finaliza en el punto de partida (circular):   Sí
Coordenadas: 1376

Este domingo salimos hacía Cabeza de Hierro, era una ruta que queríamos hacer hace tiempo, en febrero la hicimos Emilio y yo con los Ceja pero por los pulmones y Antonio tenía ganas de conocerla, esta vez la hicimos por el camino convencional el PR27 hasta el Circo de las Cerradillas y como íbamos bien de tiempo la hicimos completa, Cabezas, Valdemartín por el PR11, atravesamos el Circo de las Guarramillas para coger el PR31 o Loma del Noruego.

Y así nos relata la aventura Emilio desde ahora más conocido como "Emilio el poeta":

Vista del objetivo desde el parking de Cotos.
El día amanecía frío pero yo sentía el calor que da la felicidad de subir a la sierra después de tres meses sin salir. Íbamos a ir un gran grupo de amigos y al final nos juntamos los tres Mosquesierros, y sin olvidarme del pequeño, no por eso gran, Dartawaldo.


Subiendo hacia el aparcamiento íbamos viendo nubes bajas a la izquierda y claro y sol por la derecha y llegamos al parking de cotos a las nueve. Mientras nos preparábamos, el frío se hizo más intenso, pero iba disminuyendo a la vez que empezábamos a andar. Hoy se suponía que iba a ser una ruta suave, camino a Cabeza de Hierro subiendo al margen izquierdo de un arroyo.
Subíamos tranquilamente y la primera duda surgió al llegar al punto en el que salen dos caminos y decidimos coger el que iba de frente y llegamos a un arroyo, el cual lo cruzamos y seguidamente nos encontramos con otro, el que pensábamos que era correcto para empezar con la subida, pero nos encontramos con un tercero, y éste fue el elegido para empezar a subir, no sin antes refrescarnos y limpiarnos en su agua.

 
Poco a poco notábamos la nieve cada vez más intensa bajo los pies. Antes de empezar con lo más duro paramos a comer algo y tras terminar emprendimos el camino con el sol dándonos bocanadas de ánimo y la ropa empezaba a sobrarnos. El camino se hizo más duro de lo que pensábamos y en la parte alta el viento cada vez soplaba más fuerte y todos caminábamos en silencio y cada uno con sus pensamientos haciendo más llevadero el camino.





  

La nieve estaba aun dura, y tuvimos que sacar el piolet, menos Antonio, que anda con una seguridad impresionante. Finalmente hicimos cumbre, pero no sin antes para un par de veces para coger aire. Después de hacernos la foto en el punto geodésico buscamos un resguardo del viento para comer, al momento nos encontramos con un grupo de gente con los cuales habíamos coincidido en el parking, y Waldo fue comentario de todos, ya que estrenaba patucos de goma y llamaba la atención.

Cumbre en Cabeza Hierro Mayor
Después de comer y descansar un poco, cruzamos a Cabeza Menor, el sol acompañaba pero el viento era tan fuerte que endurecía nuestros pasos, al llegar dudábamos en si bajar al parking o seguir en dirección Bola hasta el Cerro de Valdemartín y bajar por la Loma del Noruego, y qué duda íbamos a tener yendo los tres de siempre, pues decidimos seguir para adelante.
A la izquierda Cabeza Hierro Menor, Valdemartín
 y al fondo Bola.
Atrás dejamos las Cabezas.
Cuando el viento era suave el paseo era muy agradable, vistas preciosas a un lado y al otro un océano de nubes con su movimiento hacia nosotros. Bajando el valle del Cerro de Valdemartín nos cruzamos con la niebla, y la humedad que ésta traía nos endureció el camino, ya que eran las tres de la tarde y no había apenas visibilidad.

Vista de Peñalara "el monarca de Madrid",
he leído por ahí, desde Valdemartín.
Nos guiamos por las pistas de Valdesquí, cruzándolas por donde empieza el telesilla, tramo en el que la nieve no estaba pisada, lo cual hizo que nos costará pisar. Yolanda se puso los crampones y yo el piolet y un bastón, Antonio solo con las botas más tieso que un poste y yo un par de culetazos. Paramos un momento y un chico nos adelantó dejando a su paso las huellas correspondientes, la niebla se hizo más espesa y apenas había visibilidad por lo que decidimos seguir las huellas del chico y al poco vimos las piedras que van junto al camino separando las provincias.

Bajamos un poco cansados, pues la ruta se hizo dura y larga, pero nos gustó.


Decidimos hacerla un clásico para repetirla, eran las cinco de la tarde y después de ocho horas de marcha, entramos en la Venta Marcelino, y en vez de cerveza con limón, como siempre hacemos, decidimos tomar café calentito para contrarrestar el frío que habíamos pasado. Yolanda, Antonio y Emilio acompañados por el pequeño Waldo.


2 comentarios:

  1. Bonita mañana, y en Madrid la gente aletargada bajo un manto gris de niebla.
    Somos movimiento, el destino lo forja nuestros pasos.

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  2. Jantuan dijo...

    Me ha encantado, fantastica ruta, a la próxima me apunto seguro. Enhorabuena por el texto al "poeta Emilio" chicos el blog muy currado, como no podía ser de otra manera. Un abrazoteee...

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