Cascada de Rovellanos 17/12/2011


Distancia recorrida: 9,78 kilómetros
Altitud min: 1.098 metros, max: 1.596 metros
Desnivel acum. subiendo: 497 metros, bajando: 544 metros
Grado de dificultad: Moderado
Fecha: diciembre 17, 2011
Finaliza en el punto de partida (circular):
Coordenadas: 931


Pablo había estado comiendo en varias ocasiones en el restaurante Colorines en Canencia y nos propuso hacer una ruta cabritera, para lo cual Antonio buscó una ruta en Canencia, que salía de Canencia y pasando por las Cascadas de Rovellanos llegábamos a la Cabeza de la Braña, unos 15 kms. en 5 horas.
Salimos de Pinto a las 8 y a las 9 ya llegamos a Canencia, antes de lo previsto, el google nos daba 1 hrs.18 min., dejamos el coche delante del restaurante para a la vuelta no tener que desplazarnos mucho, como los demás no habían llegado nos vamos a tomar un café al único bar del pueblo que está abierto, estaba lleno de cazadores, lo cual nos dio pie a pensar y comentar que no debíamos salirnos del camino por si teníamos alguna sorpresa.

A las 9.30 vemos llegar a Genarín con los demás dentro. A las 9.45, Maria, Ana, Jose, Pedro, Rosa, Arturo, Pepi, Pablo, Angel, Antonio y yo (Yolanda) comenzamos a caminar ya pensando que salimos tarde y preguntando a que hora era la reserva para saber si nos iba a dar tiempo hacerla entera. Salimos del pueblo en dirección al rio que lleva el mismo nombre y lo cruzamos por encima del puente, giramos a la izquierda dejando a la misma un pequeño parque infantil y una fuente y a los pocos metros sale una pista de arena que seguimos y como no, a unos 50 mts. ya empiezan a poner en duda la ruta, el gps, y a la que lleva el gps... por que acabamos en una verja de una finca, yo decidí seguir por la derecha que es por donde teníamos marcada la ruta, pero tambien se puede seguir por el margen izquierdo del rio hasta una presa que nos encontramos un poco mas tarde, como a unos 25 minutos

Hasta este momento fuimos contemplando lo bonito que iba el rio, haciendo pozas y pequeñas cascadas y Antonio y yo comentamos que era un buen sitio para ir con la cámara y el trípode. Tambien cruzamos por el medio de varias manadas de vacas que nos miraban en principio retadoras pero enseguida acobardadas apartándose de nuestro camino.
El camino que seguimos es un camino de vacas aunque en los mapas de IGN lo pongan como camino, por la época del año nos vamos encontrando con pozas, mezcla de agua y barro, y mierda de vaca, la desconfianza del grupo de adonde les llevábamos iba en aumento. Como les dijimos que había una subida muy fuerte, cada loma que veían con una pequeña subida se empeñaban en subirla y claro, luego bajarla. La verdad que con la cantidad de lomas que hay, todas parecen que son ya la que toca y no es así, de hecho aún cuando decidimos tomar la ruta alternativa que habíamos creado con el mapa de IGN en mano aún faltaban 4 más.

A 45 min. despues de iniciar la marcha nos encontramos con la cascada de Rovellanos, donde aprovechamos para hacernos fotos. Y de ahí tuvimos que decidirnos a seguir por una subida empedrada que salía desde ahí a la derecha que conducía a una pared de piedra que por la época del año estaba mojada y llena de musgo. Ana y yo inspeccionamos los posibles pasos y Pepi que venía animada a seguir detrás de mí nos instigó a subir, con la consiguiente bronca de Pablo, al que le dimos la razón por arriesgarnos sin necesidad.
La caida era para hacerse una brecha por algunas partes del cuerpo. Echándonos una mano unos a otros conseguimos superar el obstáculo.
María aunque le hubiese encantado seguirnos fue buena compañera y acompañó a Rosa y Pedro por el camino seguro, retrocediendo sobre sus pasos hasta una senda que habíamos visto un poco más atrás de llegar a la cascada.
Esperamos un poco a que se incorporasen al grupo para seguir con el continuo reagrupamiento de mis desconfiados compañeros. Otra loma que ven, otra loma que quieren subir.




Ahora había salido el sol y era mucho más agradable la marcha, que la estabamos haciendo con unos 2 grados, se notaba el frio helador en la cara.

Le comento a Angel y Antonio que iban primero que no se despegasen del camino que pronto iba a venir el punto que habíamos marcado para acortar, preguntamos a los demás si seguíamos y hacíamos los 15 kms. o acortabamos. Rosa enseguida dijo de acortar y los demás le dimos la razón puesto que eran ya las 11.20 y no nos iba a dar tiempo a llegar a la reserva.
Nos subimos 150 metros de desnivel en una "atacá" y a los 1.659 metros hicimos nuestra particular cumbre con mesa y mantel. Había que almorzar no fuese a ser que llegásemos con mucha hambre al cabrito y lo dejásemos, cosa imposible con Jose acompañándonos. Lleva este año muy abandonado en lo que se refiere a montaña, pero le hablas de comer y si hace falta se levanta a las 4 de la mañana y además alegre, me comenta Ana que se afeitó y perfumó para la ocasión.





Solo nos quedaba bajar, en principio seguimos por un camino muy bien marcado que habíamos cogido un poco antes de comer y en el cortafuegos que habíamos tomado de referencia para bajar a coger el camino de vuelta le dije a Pablo que tenía que tirar a la derecha, me dijo que estaba loca, que él sabía que había un camino si seguíamos y en el siguiente cortafuegos tomó la decisión secundada por todos nosotros y atronchamos por él. Este trozo era un pinar muy bucólico. Íbamos comentando  que en esta ruta si que estábamos siguiendo nuestro lema "antes perdios que repetir el recorrio"

Llegamos al que ahora se que se llama Camino de Miraflores de la Sierra, aquí sin perdida, por un bosque típico de esta zona, me recordaba a la senda ecológica de Canencia. Un poco mas adelante el bosque se acaba y se nos abrimos camino, por retama, zarzas,...tenemos que pasar un árbol caído, cada uno a su estilo. Tambien un cerrado que Pablo levanta los pinchos para que pasemos todos por debajo.
Nos acordamos de lo que habíamos leído en el blog de otros aventureros acerca de esta ruta: "La subida es una pesadilla pues no hay sendero y mucha vegetación. La parte superior tiene mucha humedad pero está pelada de árboles o arbustos. En la subida hay bastantes insectos y la bajada por el pinar es aburrida. En la parte final de la bajada, han levantado algunas vallas en el camino que hay que saltarno les faltaba razón.

En toda esta bajada nos acompañó el viento que estaba previsto que hacía que aumentase  la sensación térmica. Y por fin asomó Canencia a nuestros ojos y ya no había parada, los "cabriteros ansiosos" tenían su punto de mira puesto en el Colorines, ahora ya daba igual el GPS y la ruta, ahora no teníamos perdida, ellos iban a encontrar el camino, ya fuese saltando vallas, zarzas, cruzando rios,.... íbamos a llegar ya estabamos a salvo.
Pero aún no sabíamos que nos faltaba la parte mas crucial, pasar la puerta que para abrila hacía falta una llave mágica, una llave que Pepi se encargó de encontrar y usar....SALVADOS.

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Pepi y la llave mágica


Después de cambiarnos de botas y ropa en los coches nos dispusimos a entrar en el restaurante haciéndonos la correspondiente foto tesmimonio del evento y ya dentro......

.... y después de hacer un brindis a la salud de Jose como le había prometido, dimos buena cuenta del cabrito y también de los deliciosos Dulces de Santa Clara con los que nos había sorprendido María, que acompañamos con un chupito de orujo acordándonos de nuevo de Jose que no nos había acompañado en esta ocasión pero le echamos de menos.



5 comentarios:

  1. Y esta vez no me lleváis, por que? por las vacas? por el cabrito?

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  2. Ja, ja, ja... Además de vacas había algún que otro toro, y también terneritos. Pepi y yo al principio íbamos un poco recelosas, pero finalmente las "lindas vaquitas" prefirieron retirarse, a pesar de habernos dedicado algún que otro mugido. Si llega a venir Waldo no creo que hubiesen estado tan tranquilas.

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  3. Waldo cdice que si le llevamos promete respetar a las vacas, lo que no se si respetará a los cabritos

    ertonivilla

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  4. Pero si hemos quedado que los cabritos somos nosotros, por bonitos y ricos...

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  5. A pesar del susto de la "cascada", fenomenal paseo y mejor compañía y cabrito

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